Taller de literatura y feminismo

(Duración: 2 meses/ 8 sesiones de 2 horas) Este taller se propone indagar en las relaciones entre literatura y género desde una perspectiva feminista. Tras desplegar el mapa actual de la literatura, analizando la mínima presencia de mujeres escritoras en antologías, premios, revistas o festivales y dirimiendo qué tipo de escritura “femenina” promociona el mercado editorial y que otras escrituras de mujer silencia e invisibiliza, realizaremos un viaje al centro de la cultura patriarcal, rastreando la misoginia en la literatura de todos los tiempos, haciendo un recorrido por los mitos y estereotipos machistas sobre la feminidad que aparecen en los textos escritos por hombres (Pandora, Eva, Lilith, los monstruos femeninos, las brujas, la femme fatale…) y desmontando algunos de los personajes femeninos creados por quienes el canon literario ha considerado los grandes autores de la literatura universal (desde Homero a Nabokov, pasando por Tolstoi o Flaubert). Después de mostrar hasta qué punto la literatura ha contribuido a la producción y reproducción de la ideología machista en la que se sustenta el patriarcado, trazaremos un recorrido histórico por la literatura escrita por mujeres, poniendo el énfasis en las dificultades a las que, en distintas épocas, se han enfrentado las escritoras, así como en los prejuicios sociales y estigmas que han tenido que superar las mujeres que se han atrevido a adentrarse en el terreno literario e intelectual en momentos en los que este pertenecía por completo a los hombres. Rastrearemos las huellas de las escritoras, las grandes olvidadas de la literatura y analizaremos los personajes femeninos rebeldes, complejos y fascinantes que esas mujeres escritoras crearon, para terminar abordando la escritura de mujer en el género poético y el ensayístico.
Laboratorio de escritura

Hay un escritor, una escritora agazapados, escondidos en algún rincón de nosotros, esperando salir. Este taller de escritura creativa propone a l@s alumn@s, durante dos meses, una serie de ejercicios, juegos y técnicas de desbloqueo para hacer que experimenten con distintos tipos de textos y registros literarios, aprendan a desarrollar y estructurar sus ideas y notas, a crear historias y personajes y a encontrar su propio camino en la literatura. Concibiendo la escritura como un laboratorio, este taller pondrá bajo el microscopio distintos textos literarios escritos por las y los grandes maestros para analizar desde cerca el ADN de la literatura, indagar en cómo se combinan los elementos implicados en los procesos de creación literaria y enseñar a l@s alumn@s a mezclar en probetas y tubos de ensayo estilo, tono, ritmo, atmósfera, imágenes y metáforas, personajes, tramas, tiempo, narradores… Leyendo y escribiendo todo tipo de textos y ayudándonos de la teoría, aprenderemos a diferenciar un buen poema, relato, artículo y ensayo y cada cual buscará en los diferentes géneros su propio espacio literario. La lectura colectiva de los textos que resulten de los ejercicios semanales propuestos nos aportará herramientas críticas para valorar y corregir nuestros propios escritos y los de los demás, afinando nuestro criterio y nuestras competencias lectoras. La imagen como disparador de la historia, el juego de volver a empezar, las palabras bomba, la frase-caja o el fluir de conciencia serán algunas de las técnicas y juegos que pondremos en marcha para experimentar, desbloquear la creatividad y hacer aflorar la escritura.
Taller de relato breve

(Duración: 2 meses/ 8 sesiones de 2 horas) Cortázar decía que un buen cuento ha de ser “incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases”. Para Poe, el cuento nace del impulso de crear “cierto efecto único y singular”. Para Quiroga, “el cuento es una flecha muy bien apuntada” que, desde las primeras líneas, se dirige rápida y precisa hacia su propio final. Para Hemingway, el cuento ha de ser un iceberg, una estructura que no deje ver más que una pequeña parte de sí, donde casi todo permanezca sumergido-sugerido. Lo cierto es que el cuento es un perfecto laboratorio narrativo, el género ideal para la mezcla y la experimentación, un espacio de ficción donde quien escribe puede ensayar todo tipo de puntos de vista, personajes, tramas, configuraciones del tiempo y el espacio… Pero, además, el cuento es uno de los géneros más complejos y exigentes, pues su brevedad nos obliga al desarrollo de una historia, al dibujo de los personajes o a la creación de una determinada atmósfera en el mínimo espacio, lo cual requiere de una enorme destreza narrativa. Conseguir el aumento y desarrollo de las habilidades narrativas de los alumnos, aprender a desbloquear la imaginación creativa y ofrecer las herramientas teóricas necesarias para escribir un buen cuento serán los objetivos prioritarios de este taller.
Taller de rap

(Duración: un mes. 4 sesiones de 2 horas). Este taller, especialmente pensado para adolescentes y jóvenes, se propone utilizar el rap como herramienta lingüística a través de la que hacer hincapié en los conceptos de sintaxis, gramática, métrica y retórica que forman parte del currículum formal de las alumnas y alumnos de esas edades, haciéndoles comprender la importancia del dominio de la lengua en el rap. Al mismo tiempo, el taller trabaja valores de convivencia, solidaridad, compañerismo e integración, crea vínculos grupales a través de la música y la escritura, desde el respeto y el reconocimiento al otro. El rap surgió, a finales de los setenta, como una música combativa y de hermanamiento entre colectivos desfavorecidos de los EEUU, una forma de lucha y reivindicación de los derechos sociales de las poblaciones negras y latinas. Con el paso del tiempo, en ese afán del sistema de reconvertir cualquier contracultura o movimiento transgresor en algo inofensivo para su status quo, el rap se ha ido vaciando del contenido político y de protesta que inspiró sus inicios, convirtiéndose en un producto más que rentable para las multinacionales y fomentando los peores tópicos sobre la población afroamericana y latina, que queda reducida a los odiosos clichés machistas y violentos que tanto fascinan a las nuevas generaciones. El objetivo de este taller es, sobre todo, a partir del trabajo en la escritura de textos y de la puesta en contacto con ese otro rap comprometido con la realidad social, mostrar a l@s alumn@s que el rap puede ser un instrumento para expresar sus preocupaciones y anhelos, para reivindicar un lugar en la sociedad, para denunciar el racismo, el machismo y la exclusión, a la vez que ofrecerles herramientas críticas para analizar la música y el mundo.
Talleres intensivos (una sesión)
Taller de rap contra la violencia de género

(Taller para adolescentes y jóvenes entre 12 y 18 años, apto para impartir en el aula) Dada la importancia de educar en el feminismo y contra la desigualdad de género a las nuevas generaciones, impulsamos este taller con el objetivo de concienciar a las y los adolescentes de las múltiples formas de violencia que padecemos las mujeres a diario y de la necesidad de crear entre todas y todos una sociedad libre de la lacra del machismo. Conocedoras de que los datos sobre comportamientos y actitudes machistas en los adolescentes resultan cada vez más alarmantes y sabiendo que está en nuestra mano educar en la igualdad y el rechazo absoluto hacia cualquier tipo de violencia de género (incluidas, no solo cualquier forma de control, sometimiento o violencia psicológica o física en las relaciones de pareja, sino también la violencia sexual, el acoso callejero, el bullying asociado a la presión estética sobre el cuerpo femenino, las violencias laborales, simbólicas, etc.). Nuestra apuesta es llegar a las y los más jóvenes valiéndonos de una herramienta como el rap, un lenguaje musical que forma parte de sus vidas y con el que están ya familiarizad@s, para captar su interés y llevar a cabo ese trabajo de concienciación y aprendizaje cuyo objetivo final es el cambio de roles, actitudes y prácticas machistas en las y los adolescentes.
Conferencias/recitales
Las madres que no vimos: las poetas de la Generación del 50

(Versión para jóvenes, apta para impartir en el aula, y versión para adult@s) A menudo, las mujeres escritoras no aparecimos en la gran foto de familia de la literatura. Nuestra verdad y nuestros rostros casi siempre estuvieron fuera de foco. Y, cuando se nos encuadró, se nos vio en los márgenes, siempre en segundo plano, mostrando un perfil esquinado. Nuestras madres no tuvieron rostro. Sus ojos y sus versos fueron concienzudamente borrados de la historia. Por eso no las vimos, y por eso tampoco hemos sido del todo capaces de vernos a nosotras (pues sin madres no hay huellas que seguir ni de las que apartarte, nadie a quien querer parecerte ni de quien desear distinguirte, nadie a quien reconocer o de quien renegar; al fin, nadie en quien mirarte). Crecimos sin la herencia de las que con nuestros mismos pies habían andado antes. Sin su huella. Esta charla/recital reivindica a las poetas de la Generación del 50 que no aparecen en manuales y antologías y rescata sus particulares visiones del oscuro tiempo de posguerra que les tocó vivir, a la vez que se pregunta si existen elementos formales y de contenido comunes a la producción literaria de todas ellas que nos permitan establecer una genealogía, rastrear una tradición propia en la poesía escrita por mujeres.
Monstruos, demonios, brujas e histéricas: los mitos misóginos de la feminidad

Desde los primeros textos, ya sean paganos o religiosos, que fundaron nuestra cultura, de la Pandora griega de Hesíodo a la Eva cristiana de la Biblia, pasando por la Lillith de la tradición hebrea, la literatura se llenó de mujeres perversas, de engendros malignos y monstruosos de naturaleza femenina: la literatura griega inventó a las arpías (seres malignos con apariencia de hermosas mujeres que robaban el alimento a los hombres), las gorgonas (despiadados monstruos femeninos con un solo ojo que te petrificaban al mirarlos, como Medusa), las ménades (seguidoras de Dionisios, devoradoras de sus hijos), las empusas (espectros vampíricos con aspecto de mujer). En la Edad Media cristiana nos volvimos definitivamente demoníacas. La Iglesia católica nació sobre el humus de la misoginia. Solo hay que ver lo que San Jerónimo, uno de sus padres, decía de nosotras, para hacerse a la idea del alcance de ese odio: “La mujer es la puerta del demonio, la patrona de la perversidad, la mordedura de la serpiente”. La literatura de esa época inventará los mitos de la vagina dentata y la doncella venenosa, al súcubo (un demonio con apariencia de mujer bella que seduce a los hombres mientras duermen, introduciéndose en sus sueños), las serranas (mujeres grotescas, masculinizadas y violentas), las ogresas, las hechiceras, los demonios con pechos de mujer y, por último, las brujas, contra las que la Iglesia escribirá tratados como el Malleus Malleficarum y que servirán de pretexto para asesinar a decenas de miles de mujeres en toda Europa entre los siglos XV y XVIII. Con la Ilustración, la lógica organicista y el pensamiento religioso dejaron progresivamente de estar en el centro del mundo. Se impuso el paradigma racionalista. Pero, ¿qué ocurrió con nosotras entonces? La ciencia moderna encontró nuevas formas, más sofisticadas y acordes a los tiempos, de castigarnos, y nuevas explicaciones de por qué debíamos ser castigadas. Nos convertimos en locas. Se patologizó la feminidad y todas nos volvimos enfermas, con una serie de diagnósticos: histeria, melancolía, vapores, hipocondría, frigidez, ninfomanía, que justificaron nuestra reclusión en sanatorios mentales. En el siglo XX, el cine nos convirtió en mujeres fatales y vampiresas, retomando los mitos de la mujer como culpable de la caída del hombre (Pandora, Eva), la perdición, el peligro, la bella perversa, la mala, el monstruo femenino que en la historia de Occidente nunca dejamos de ser.